La Acupuntura Médica puede ser el tratamiento de primera elección en una gran variedad de situaciones clínicas y con un porcentaje muy alto de resultados favorables. También contribuye a preservar la salud como Medicina Preventiva.

Siendo su efectividad particularmente conocida en el alivio del dolor, no es menos cierto que también ha demostrado sus beneficios en un extenso listado de enfermedades y trastornos funcionales, incluyendo las frecuentes alteraciones emocionales que afectan a un porcentaje importante de la población. Además, la acupuntura contribuye al bienestar del paciente de una forma integral, restaurando el equilibrio entre su estado físico, emocional y espiritual. Por eso, originalmente en China y cada vez más en nuestros países, se aplica la acupuntura como una auténtica medicina preventiva, en salud y antes los primeros síntomas de una dolencia.

Ya en diciembre de 1979, la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.), describió en su publicación “Salud Mundial” un listado de más de 40 enfermedades en las que la Acupuntura no sólo era de gran ayuda, sino que podía ser incluso la primera arma terapéutica. Actualmente el espectro de acción es cada vez más amplio, todo lo cual está avalado por los abundantes estudios clínicos publicados en las más prestigiosas revistas indexadas.

Condiciones clínicas en la que la Acupuntura Médica se utiliza con mayor frecuencia:

• Enfermedades reumáticas o traumatológicas: reumatismo de columna, dolores de cuello, dorso y lumbar, ciática, dolores de hombro, tendinitis, dolores de rodilla, epicondilitis (codo de tenista), artritis, artrosis, etc.
• Enfermedades neurológicas como dolores de cabeza tensionales, jaquecas o migrañas, neuralgias del trigémino, parálisis facial en sus primeras fases.
• Trastornos del aparato auditivo y del equilibrio: zumbidos de oído, mareos y vértigo de Meniére, etc.
• Enfermedades del aparato respiratorio: Sinusitis, resfrío común, amigdalitis, bronquitis, asma, etc.
• Enfermedades oftalmológicas: Conjuntivitis aguda, glaucoma, cataratas y maculopatía en sus fases iniciales.
• Enfermedades digestivas: gastritis, úlcera gástrica o duodenal, colitis, colon irritable, estreñimiento, diarreas.
• Enfermedades ginecológicas: Trastornos menstruales, síndrome menopáusico, trastornos en la fertilidad, etc.

Su efectividad se debe a su capacidad de estimular las respuestas reguladoras naturales. Se reactivan así mecanismos curativos propios del organismo que, por distintos motivos, estaban bloqueados. Los estudios han demostrado que estos efectos reguladores se producen a través del sistema nervioso neurovegetativo, el sistema inmunitario y el sistema endócrino.